El evento mostró gran aceptación y crecimiento respecto a la primera edición.
Finalizó la segunda edición del festival que durante cuatro días reunió a más de 50 escritores, periodistas y artistas en el mayor encuentro literario de toda Latinoamérica, dentro del género negro y policial. Pionero en su clase, el Festival Azabache no sólo cumplió con las expectativas de sus organizadores, sino que además, tuvo momentos únicos como la conferencia de Jon Lee Anderson, la lectura de libros en progreso de autores como Juan Sasturain, Jorge Fernández Díaz o Gabriela Cabezón Cámara entre otros, un combate de paint ball con escritores, una charla magistral de Jon Lee Anderson, una película en la que los autores jugaron a ser actores por unos minutos y hasta un desayuno con los novelistas y el público sentados en las mismas mesas.
El acto de clausura de Azabache lejos estuvo de ser protocolar y tal lo anunciado, el escritor Gustavo Nielsen cantó en función de estreno un tango de su autoría titulado "Italpark".
"Era un promesa que teníamos con Carlos (Balmaceda), una especia de apuesta del 2011 donde me pidió hacer un tango para el cierre de este año, pero después me dijeron que me invitaban si lo cantaba", confesó Nielsen antes de entonar las primeras estrofas, sombrero mediante.
El tango está basado en la historia de un socio de Lobería que cada vez que llegaba a Buenos Aires, sus amigos lo llevaban al clásico parque de diversiones porteño y al cerrarlo, sintió que se quedaba "sin fiesta".
Primeras repercusiones
Gabriela Cabezón Camara otra de las invitadas al Festival lo describió muy bien en una de sus notas para Clarín: "Autores que no suelen estar juntos en los anaqueles: desde Federico Andahazi, al cada vez más premiado Carlos Salem; de consagrados, como los premios Clarín de Novela Federico Jeanmaire y Gustavo Nielsen, a los que la vienen rompiendo, como Leonardo Oyola. Y hasta las voces más nuevas, como Kike Ferrari y Hugo Salas, pasando por ilustradores como Iñaki Echeverría y cronistas como Javier Sinay y Sebastián Hacher".
Una de las figuras que más atracción generó fue la visita de Jon Lee Anderson, sin dudas uno de los cronistas de guerra más sobresalientes del mundo y miembro del staff del New Yorker.
Con la argentina Josefina Licitra como moderadora, Anderson comentó que no llegó a entrevistar al ex dictador Jorge Rafael Videla pues por ese entonces (hace más de diez años) "no daba entrevistas, esa gente no daba entrevistas ya sabíamos que hacían en otro tiempo con los periodistas", pero sí se dio la oportunidad con el chileno Augusto Pinochet, relatando el largo tiempo que le llevó propiciar un contacto hasta llegar a su círculo más intimo como fue su hija.
"El tenía una especia de bloque con el cual controlara el Congreso, sin embargo podía mirar a la cara a sus víctimas o sobrevivientes de sus victimas. Ese drama griego me fascinaba, era cruel e imposible. Y me parecía increíble que un hombre de sus características, el último totalitario de la derecha, siguiera así y maniatara a la democracia chilena", comentó Anderson.
Entre algunas de sus dichos frente a un amplio auditorio estuvo el que hizo mención a que "hoy en día, muchos ven una gran utilidad en matar al mensajero. Y funciona, con lo que algunas cosas se dejan de cubrir".
En los últimos días hubo varios encuentros con diálogos que dejaron frases como estas:
"Cuando un periodista da a conocer un hecho policial, esta formando opinión, por eso es fundamental ser cuidadoso con las palabras que se utilizan y hay que saber mirar más allá de lo superficial. En muchos casos se da que lo que uno escribe se toma como verdad absoluta y también puede pasar con novelas o relatos de escritores que hablando de una historia de un personaje ficticio, la sociedad entienda que es la vida de algún funcionario o famoso", aseguró Jorge Fernández Díaz, escritor y secretario de redacción del diario La Nación.
Al respecto, el periodista y también escritor Reynaldo Sietecase agregó: "La realidad siempre supera ampliamente al relato policial. Sino repasemos la historia… dictadores, genocidas, torturas terribles ¡y todas realizadas por seres humanos reales! Ninguno estaba salido de una novela policial. Por eso es que muchas veces los hechos policiales reales ayudan a construir el relato policial".
"A veces se da al revés. Un problema social se refleja en un libro y a partir de su publicación surge la noticia. Es una retroalimentación constante. Yo veo lo cotidiano de la vida, tomo un disparador para comenzar un relato, publico una novela que luego se vuelve noticia y nuevamente se mezcla con lo cotidiano", explicó Federico Jeanmaire.
En tanto, Gabriel Rolón que participaba de la misma conferencia, aportó el lado psicológico a la cuestión: "Lo que pasa es que las sociedades muchas veces se definen por sus crímenes y los escritores somos a su vez sujetos sociales, con lo que es imposible disociar los términos. Por eso lo fundamental es ser consiente del poder que tiene un escritor y un periodista a la hora de tomar una noticia como una posible novela".
11 dic 2023
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